Si no has tenido ocasión de pasearte entre tiburones, en Santander hay un sitio de lo más acogedor, seguro y divertido, especialmente  para los más jóvenes, en el que podrás observar a esta especie marina junto a rayas, invertebrados, algas, peces de colores y de roca, etcétera.  

El lugar es el Museo Marítimo del Cantábrico y en él, a la vez que aprender sobre la relación del ser humano con el mundo marítimo, es posible divertirse y quedar fascinado con las evoluciones de los peces y la vida marina que se puede ver en sus acuarios, sin duda el buque insignia de este espacio. El centro se ubica entre el promontorio de San Martín y la playa de los Peligros, junto a la bahía de Santander, una de las más bellas del mundo, según una asociación internacional. Así que si hay algún plan perfecto para pasar una mañana o una tarde con la familia, sobre todo en los meses de frío en los que estamos, este es sin duda el lugar ideal. 

 

Los 20 acuarios de este centro representan distintos entornos naturales submarinos, desde la orilla, hasta los 100 metros de profundidad, y suman más de un millón de litros de agua de mar. 

De entre todos los acuarios, destaca el más grande y en el que hay una zona de descanso, a modo de grada con bancos, en que podrás deleitarse con el espectáculo que asoma a tus ojos. Asimismo, hay una especie de hueco para los más pequeños, donde pueden tener muy de cerca las distintas especies que conviven en estos recintos.  

Y si además coincide tu visita con la hora del mediodía, es posible que veas a un buzo en el interior del tanque alimentando a los animales. ¿Qué más se puede pedir? 

Pues esto no es todo. el Museo Marítimo es una caja de sorpresas. En la recepción, en la planta baja, te sorprenden unos colosales esqueletos de cetáceos como un “roncual común”, flanqueado por un “cachalote” y un ejemplar de “ballena picuda”. En este punto hay que mencionar que la ballena central tiene unas dimensiones de casi 25 metros, siendo el roncal más grande del mundo expuesto en un museo de estas características. 

 

¿Más sorpresas? En la zona del mundo de la biología marina, en la planta cero, podrás contemplar animales marinos disecados como un calamar gigante, una sardina con dos cabezas, focas y tortugas.  

 

Puedes acabar tu vista al Museo Marítimo del Cantábrico con un recorrido por las plantas primera y segunda de este edificio. Mientras los mayores de la familia pueden conocer diversos contenidos que abarcan desde el mundo de los pescadores, las pesquerías, el mar cantábrico y la mar en la Historia, hasta los deportes náuticos y la vanguardia tecnológica, los más jóvenes podrán sentirse por unos  momentos pescadores, buzos y piratas. 

 

Una última recomendación. No debes perderte la visita a la Estación Marítima de Zoología y Botánica Experimentales erigida y capitaneada por Augusto González Linares hasta su muerte en 1904. Aquí observarás los instrumentos científicos, materiales de trabajo y la documentación mostrados, que son fiel reflejo de las investigaciones científicas de finales del siglo XIX y del XX. Está en la misma planta de los acuarios.  

 

El Museo Marítimo ofrece además visitas y talleres para grupos escolares de hasta dos horas de duración y para los que cumplan años, también ofrece la posibilidad a los niños de 6 a 10 años de celebrar su fiesta, en la que además de divertirse con la celebración, podrán aprender todos los secretos del mar Cantábrico. 

 

Más información 

www.cantur.com 

 

 

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