Santander es una ciudad monumental y lo es en las dos acepciones del término. Por un lado, porque cuenta precisamente con conjuntos escultóricos con la categoría de monumentos, y, por otro, porque en algunos casos se trata de creaciones extraordinarias en su grandiosidad, significado y simbología.

Para empezar un recorrido por la Santander monumental, nada mejor que iniciarlo por la Catedral, punto cero de la ciudad antigua alrededor de la cual se fue conformando una población que fue poco a poco extendiéndose hasta llegar a convertirse en la ciudad moderna, con mayúsculas, que es hoy la capital de Cantabria. En la Catedral y concretamente, en la torre campanario, se ubica el Centro de Interpretación de la Historia de la ciudad, que se integra en el anillo cultural de la ciudad del que forman parte también el Centro Arqueológico de la Muralla medieval, el Centro de Interpretación de los antiguos Muelles, el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, el Refugio antiaéreo “descubierto” en 2016 y la Ruta del Incendio que arrasó el casco histórico en el año 1941.Todo ello en un radio de 500 metros.

 Catedral de Santander. Foto Agustín Arriola

Muy cerca del templo se encuentra, no un monumento en sí, pero sí lo que va camino de convertirse en un espacio de referencia para la ciudad del ahora y la del futuro. Se trata del Centro Botín, que también forma parte de ese anillo cultural y que es en realidad un monumento dedicado a la exhibición de todo tipo de manifestaciones artísticas.

Centro Botín. Foto Agustín Arriola

Diseñado por Renzo Piano, la visita al Centro Botín no puede terminar sin subir hasta la azotea del edificio donde se contempla una magnífica vista de la ciudad y de la bahía.

Vista paseo marítimo.

Al lado de ese espacio cultural se haya el monumento al Incendio de Santander de 1941. Se trata de un conjunto escultórico compuesto de seis figuras talladas en mármol de Carrara y de siete figuras fundidas en bronce.

Monumento al Incendio de Santander.

Muy cerca, en los jardines de Pereda, se asoma al visitante un monumento de grandes dimensiones. Es el Monumento a José María de Pereda, en el que aparecen representadas algunas de las obras del escritor cántabro.

Monumento a José María de Pereda. Foto Agustín Arriola.

Si se mira desde este punto hacia la ciudad, hacia la fachada marítima, se abre un espacio, la Plaza Porticada, de estilo Neo-herreriano, presidido por la Estatua de Pedro Velarde, que rinde homenaje al militar cántabro que participó en el levantamiento del 2 de mayo de la guerra de la Independencia española.

Estatua de Pedro Velarde.

Volviendo sobre tus pasos y volviendo la mirada al paseo marítimo te encontrarás con más monumentos, como la Fuente dedicada a la escritora Concha Espina, que llegó a ser postulada tres veces para Premio Nobel de Literatura, así como una serie de esculturas, los raqueros, que representan a una figura ya desaparecida pero muy conocida y querida por los santanderinos. Y a su lado, se alza la inconfundible silueta del poeta madrileño pero de corazón cántabro, José Hierro.

Los raqueros eran aquellos los niños que se zambullían en la bahía para recoger las monedas que arrojaban los turistas.

Monumento a los Raqueros en el paseo marítimo de Santander. Foto Román Alonso

Dejado atrás al poeta y el club náutico, se alza majestuoso el Palacio de Festivales, otro centro de referencia cultural para la ciudad y para  Cantabria. Y si te animas a seguir el paseo por la Avenida de la Reina Victoria camino del Palacio de la Magdalena, te encontrarás en el cruce que da acceso a este espectacular edificio con el Monumento al poeta, periodista y marino santanderino, José del Río “Pick”.

Monumento a José del Río Sainz.

La visita al Palacio de la Magdalena es obligada si estás en Santander pero deberás reservar unas horas para conocerlo por dentro y dar un paseo por la península en la que se ubica. En este recinto podrás ver además monumentos como el que rinde homenaje al naturalista y divulgador ambientalista, Félix Rodríguez de la Fuente, y el que recuerda a las víctimas del terrorismo.

Palacio de la Magdalena. Agustín Arriola.

Seguimos por la Avenida de la Reina Victoria. Muy cerca de “Pick”, podrás ver otro monumento o conjunto escultórico, dedicado a la memoria del pintor Enrique Gran.

Monumento a Enrique Gran en la Avenida de la Reina Victoria. Agustín Arriola.

Siguiendo por este mismo paseo, llegarás hasta El Sardinero, con su espectacular Casino y sus increíbles vistas a la playa.

Gran Casino. Foto Agustín Arriola

Si avanzas un poco más, en el acceso al parque Doctor Mesones, te aguarda una nueva estatua, la del escritor Benito Pérez Galdós, muy vinculado a Cantabria y del que se conmemora este año el centenario de su muerte.

Estatua de Benito Pérez Galdós.

Ya que estamos en este punto del paseo, un esfuerzo más merece la pena. La subida hasta el faro de Cabo Mayor ofrece algunas paradas obligadas, entre ellas la del parque de Mataleñas. La recompensa final es la espectacular vista del mar Cantábrico desde el faro.

Hasta aquí el recorrido propuesto de unos 7 kilómetros desde la catedral de Santander para una jornada de paseo que bien podría concluir con un refrigerio en alguno de los establecimientos de restauración que salpican todo este itinerario.

 

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